martes, 26 de abril de 2011

La diversidad cultural


El respeto de la diversidad de las culturas, así como el de la libertad de expresión y comunicación, se consideran medios primordiales para lograr la unidad dentro de la diversidad. La búsqueda de esa unidad es un elemento fundamental del compromiso contraído por la UNESCO, como lo atestiguan el reconocimiento de la igual dignidad de todas las culturas, la protección de los bienes culturales, la promoción del diálogo intercultural, el respeto de los derechos culturales, la definición de políticas culturales en pro de la diversidad, la promoción de un pluralismo constructivo, la preservación de los patrimonios culturales... En resumen, el reconocimiento de la contribución específica de cada cultura a la civilización universal.

Este compromiso de la UNESCO refleja en filigrana la honda evolución que ha experimentado la noción de cultura. En efecto, la “fecunda diversidad de las culturas”, aludida en el texto fundacional de la Organización, traduce una visión de éstas como entidades distintas, acabadas, teóricamente confina-das en las fronteras de cada Estado Nación y susceptibles de aportar su contribución al tesoro cultural común de la humanidad para edificar su “solidaridad intelectual y moral”. Pero con el correr del tiempo esa visión ha sido reemplazada por la de “la diversidad cultural interna y externa” de cada socie-dad, considerada como el conjunto de interrelaciones entre culturas que están destinadas a regenerarse gracias a sus propias capacidades de diálogo y apertura.

Concebida de esta manera, la cultura abarca un campo mucho más vasto que el las artes y las letras: “La cultura debe ser considerada el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelec-tuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias” (Prefacio de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, 2001).


Defender la diversidad cultural

La defensa de la diversidad cultural se enfrenta, por lo tanto, a una doble problematica: por un lado, garantizar una coexistencia armónica y una voluntad de convivencia pacífica entre personas y grupos de orígenes culturales diversos que habitan un mismo país; por otro lado, defender la diversidad creativa, esto es las múltiples formas en que las culturas se expresan. Por eso, la UNESCO dedica sus esfuerzos a la creación de un contexto internacional basado en el respeto de las libertades fundamentales y los derechos humanos –sobre todo los de las personas pertenecientes a minorías y poblaciones indígenas–, y también contribuye a la elaboración de políticas que propician la integración y participación de todos los ciudadanos, con miras a evitar las rupturas y los conflictos debidos a una sacralización de las diferencias. Al hacer esto, la UNESCO obra en pro del pluralismo cultural, que es la respuesta en el plano político al fenómeno de la diversidad cultural.

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